jueves, 5 de febrero de 2015

“De eso no se habla”: el debate por el aborto en Argentina”, 1ra parte.

Por Jesica Rodriguez. Licenciada en Comunicación Social, Universidad Nacional de La Plata.-


Nota: Al ser el aborto un tema tan complejo y que obliga a un amplio desarrollo, la que escribe decidió  dividir el artículo en dos partes. La primera parte está dedicada a las vicisitudes, controversias  y deudas que el tema actualmente genera en nuestro país; la segunda parte, a los resultados  que trajeron su sanción y despenalización en España y Uruguay; para tomarlos como ejemplo.




El año que se fue y el nuevo año que ya está en marcha, nos invita a pensar nuevamente sobre un tema que sigue generando debate en Argentina pero que en algunos países del mundo, como España y Uruguay, dejó de serlo para convertirse en una realidad: la despenalización y legalización del aborto, una de las tantas luchas en la agenda de los movimientos de mujeres y agrupaciones feministas pero no así del Estado.

El aborto continúa siendo un tema controversial para ciertos sectores de la sociedad, como la derecha conservadora y la Iglesia; también genera debate en la comunidad toda.

Lo cierto es que según un informe del ministerio de Salud de la Nación, en la Argentina por año entre 460 mil y 600 mil mujeres recurre a realizarse un aborto de manera ilegal, generando así la muerte de 400 mujeres debido a la inseguridad de los métodos a los cuales acuden para realizárselos. …

Los abortos clandestinos son la principal causa de muerte materna en el país pero también son los que generan alrededor de mil millones de pesos anuales en ganancia (según un Informe Especial realizado por una ONG. Ver http://www.portalba.com.ar/noticia_6_11859_el-aborto-ilegal-mueve-us-1-millon-por-dia), arriesgando la vida, claro está, de miles de mujeres. Esto demuestra que la penalización no impide su práctica.

En casi treinta años de democracia no ha habido ningún gobierno que a través de políticas públicas coherentes y sistemáticas repare y ponga fin de manera histórica y contundente a tantas muertes absurdas, que al fin y al cabo son muertes evitables. 
Se trata de mujeres a las que se les niega un derecho humano principalísimo: el derecho a existir, a ser y no sólo a reproducir. 
Asimismo, ninguna mujer aborta alegremente, leyes que despenalicen y legalicen el aborto no alientan su práctica. 
Es hora que el aborto deje de ser un tema que sólo se habla en congresos y en encuentros de mujeres y organizaciones feministas, y comience a ser debatido en serio y debidamente sin prejuicios, ni oscilaciones personalistas, ético- morales o políticas de determinados sectores que velan mas intereses propios y se olvidan que lo que está en juego es la vida de las mujeres y el derecho a que estas puedan decidir libremente sobre sus propios cuerpos.
Las definiciones personalísimas no pueden estar por encima de un derecho humano y de ciudadanía de las mujeres; resulta extremadamente paradójico que en este clima de debate social y definiciones políticas tan contundentes haya tanta pobreza argumentativa reducida o supeditada incluso a posiciones personales en relación a un tema tan importante como es el aborto legal. 
Las creencias particulares de quienes gobiernan y legislan en el país, no pueden ser aplicables al conjunto de la ciudadanía.


La urgencia de un debate serio

También es necesario el debate serio para que muchas mujeres dejen de morir porque recurren a lugares clandestinos para realizarse un aborto, donde las condiciones de seguridad no están garantizadas, sea, porque no tienen acceso a un hospital o clínicas privadas, y donde bien se conoce que son muchas las mujeres de sectores acomodados que pueden hacer pasar un aborto por una cesárea o acordar con la o el profesional. 
Nuestro país adoptó en los últimos años algunas de las políticas sociales más progresistas de América Latina y si se permite, incluso del mundo. Fue el primer país de la región en aprobar el matrimonio entre personas del mismo sexo, en 2010, y la adopción.
Marcó otro hito al sancionar, dos años más tarde, la primera ley de identidad de género que permite a las personas transexuales usar su nombre y sexo de elección en sus documentos y operarse para adecuar su género sin costo.
Y en 2013 volvió a ser pionera, aprobando una legislación que permite a cualquier adulto mujer y hombre (casado/a o soltero/a, heterosexual u homosexual) acceder a técnicas de fertilización asistida de manera gratuita.
Sin embargo la interrupción voluntaria del embarazo parece ser un tema sobre el que nuestro país no piensa, ni planea cambiar en el futuro su política de “No Aborto”.


Con la asunción de Jorge Bergoglio como sumo pontífice en 2013; la cuestión del aborto, según argentan representantes del oficialismo, imposibilitó aun más la discusión pero reconocen también la falta de apoyo de la presidenta Cristina Fernández para tratar el proyecto (Ver nota en: http://www.infobae.com/2014/04/25/1559755-a-mi-me-gustaria-que-se-empiece-debatir-el-aborto-el-congreso y http://www.perfil.com/politica/Di-Tullio-ratifico-su-postura-proaborto-pero-admitio-dificultades-para-aprobarlo-20130531-0023.html)
Asimismo, muchos consideran que con un Papa argentino y una presidenta que está contra el aborto será imposible que se discuta sobre el tema.

Mientras que Uruguay despenalizó la práctica en 2012, y en Chile el gobierno anunció que presentará un proyecto para permitir el aborto terapéutico, en Argentina actualizar la legislación vigente no forma parte de la discusión pública. La ley actual sobre el aborto data de 1921 y establece que la práctica está permitida cuando corre riesgo la vida o la salud de la madre, o en casos de violación a mujeres con capacidades diferentes ("dementes o idiotas... y con la autorización de su representante legal")
Desde que comenzó a gobernar Cristina Fernández de Kirchner, en 2007, las 250 ONG’s que llevan adelante la "Campaña nacional por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito", presentaron cuatro veces un proyecto de ley para despenalizar el aborto. Sin lograr que el tema siquiera sea debatido por las autoridades. En estos ocho años el Congreso jamás aceptó debatir el tema, ni siquiera en comisiones.

El nuevo Código Civil una piedra más en el largo camino de la despenalización del aborto

Del mismo modo, con la promulgación del nuevo Código Civil que plantea cambios en asuntos como el matrimonio, el divorcio y la adopción pero que mantiene el statu quo sobre el tema del aborto manteniendo el criterio actual de que "la existencia de la persona comienza con la concepción”, muchos creen que esta definición complica cualquier discusión futura sobre la posible despenalización del aborto.
Resulta sorprendente que en una sociedad considerada entre las más progresistas de América Latina el tema de la interrupción voluntaria del embarazo sea aún tabú en muchos ambientes.
Por otra parte, algunos expertos sostienen que legisladores y gobernantes prefieren mantener el aborto ilegal porque se trata de un "negocio muy redituable", en especial entre las clases más acomodadas; otros alegan a la gran influencia que tiene la Iglesia Católica en América Latina, incluso entre los gobernantes más progresistas.


El aborto como un problema de salud publica

El problema del aborto en el país no puede atribuirse a falta de recursos. De hecho, Argentina gasta más en salud por habitante que Chile y Uruguay, muy a pesar que estos dos países tienen menos de la mitad de los índices de mortalidad materna que nuestro país.
Mientras que Argentina registró en 2008 cuatro muertes cada 10.000 niños nacidos, en Chile la cifra fue de 1,8 fallecimientos y en Uruguay de 0,9.

También la cantidad de mortalidad materna atribuida al aborto es mucho menor: 4% del total en Chile (según datos de 2003) y 0% en Uruguay (en 2008, cuando se registraron sólo cuatro casos de muerte materna, ninguno por aborto). 
(Para más información ver nota: “Argentina: ¿Por qué hay tantas muertes por aborto?” En http://www.bbc.co.uk/mundo/america_latina/2010/06/100617_argentina_aborto_lr)


¿Porqué estas diferencias? La falta de políticas publicas y de prevención son una de ellas. Desde octubre de 2006 existe una ley Nacional de Educación Sexual Integral (Ley N*26150) que el Estado debe garantizar en todas las escuelas, sean privadas o estatales, confesionales o laicas, desde el jardín de infantes hasta el nivel superior.
Hoy esta ley no se está aplicando en todos los ámbitos educativos, sea porque algunas provincias se resisten a incorporar los materiales preparados por el Ministerio de Educación, por los temores de los docentes y el recelo de los padres, la realidad demuestra que sólo con educación sexual se puede prevenir embarazos no deseados. 
Otras de las causas al alto número de muertes maternas en Argentina es la deficiencia del sistema sanitario. Nuestro país no cuenta con un sistema eficiente ya que muchos de los centros de salud son de mala calidad, por falta de capacitación o por la ausencia de insumos.
Es importante entender también que si bien el Código Penal de nuestro país contempla la violación como una causal para permitir un aborto, sin embargo muchos médicos se rehúsan a realizar el procedimiento, obligando a las víctimas a realizarse un aborto clandestino y llevándolas a la muerte segura.

Para cerrar, y dejando varias aristas abiertas a un tema tan complejo pero que exige debate serio, es importante remarcar que no es la primera vez que a las mujeres se les deniegan derechos, en otro momento fue la imposibilidad de elegir a nuestros representantes mediante el voto en las urnas. 
Las voces del pasado nos habilitan la pregunta: ¿cuándo será hora de que las mujeres ejerzamos plenamente nuestros derechos individuales? Elegir como sujetas responsables y soberanas es un acto anterior al reconocimiento de ciudadanía. No hay leyes que puedan contra la voluntad de aquellas que deciden abortar. Sí hay injusticias sociales.


Es responsabilidad del Estado proteger la vida de los ciudadanos y de las ciudadanas. Mantener la ilegalidad del aborto es condenar a las mujeres al circuito millonario del aborto clandestino y también a la muerte. Este país y esta democracia tienen una enorme deuda con los derechos de las mujeres, en particular con el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos.
No hay ni habrá democracia, mientras el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos, sea vulnerado por un Estado incapaz de avanzar en la definición de políticas públicas.
El derecho de las mujeres a decidir sobre sus cuerpos y sus vidas de manera autónoma y responsable, y a acceder a la posibilidad de abortar voluntariamente en condiciones legales, seguras y de gratuidad, forma parte de la aspiración a una vida digna y plena para las mujeres, una vida que no debiera verse amenazada sino garantizada por el Estado.

(Ver más en Comunicado de Campaña Nacional por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito: “Cuando los derechos humanos no llegan a las humanashttp://www.abortolegal.com.ar/?p=665)

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