viernes, 22 de septiembre de 2017

La nueva estrategia de los medios de comunicación para legitimar la violencia contra las mujeres

Por Jésica Rodríguez.- Licencia en Comunicación Social.- UNLP.-


En el marco de mi tesis de grado “La violencia de género en los medios de comunicación”, y con el objetivo de reflexionar sobre los sentidos sociales que se construyeron y se construyen alrededor de la violencia de género,  realicé una investigación sobre el rol de los medios y las maneras de referirse a la problemática en Argentina; cómo estos, a través del uso de un lenguaje que revictimiza y discrimina a las mujeres, han colaborado y colaboran aún con el sistema patriarcal vigente.

Esto implicaba además, remarcar las diferentes estrategias discursivas de las que se valieron y valen los medios (esto por medio de distintas categorías de la lingüística) para hacer referencia a la problemática.

Pero me permitía también, poder advertir continuidades y rupturas discursivas e indagar sí es suficiente con la inclusión de los términos “femicidios” y “violencia de género” que comienzan a utilizar lxs periodistas, o si se aprecia algún compromiso por erradicar la violencia contra las mujeres. Para esto llevé a cabo un análisis del discurso desde la teoría lingüística de la enunciación.

En ese sentido, tomé como relevante estudiar dos casos emblemáticos en Argentina, como fueron los feminicidios cometidos por el odontólogo Ricardo Barreda[i] el 15 noviembre de 1992 y los de La Loma[ii], ocurridos el 26 noviembre de 2011, ambos en la ciudad de La Plata, provincia de Buenos Aires.

Seleccioné estos hechos por la enorme trascendencia que generaron para el movimiento de mujeres y feminista de la región, como por el alto interés e impacto mediático que tuvieron trascendiendo las fronteras locales.

Vale recordar, en alusión al caso Barreda,  el apoyo social y mediático que tuvo el femicida una vez conocido el hecho. Tanto fue la resonancia que generó en la cultura popular que se promovieron canciones, libros y programas televisivos dedicados a este.

Lo que me recordó lo escrito en artículos anteriores cuando hacía referencia al PATRIARCADO, a este sistema social, cultural, económico y político que nos forma como sujetos y sujetas; y con el que se convive diariamente.

El cuádruple feminicidio cometido por Ricardo Barreda, deja entrever además cómo se ponen en juego los mandatos sociales, y las relaciones de poder entre los géneros en la vida cotidiana; el odontólogo convivía con su mujer, sus hijas y su suegra pero no se llevaba bien con ninguna y argumentó que fueron los malos tratos que recibía por parte de las mujeres lo que llevó a asesinarlas.

Mientras que el cuádruple feminicidio de La Loma, ocurrido el 26 de noviembre de 2011 en la ciudad de La Plata, me interesó porque  se volvía a repetir en la ciudad un cuádruple feminicidio y donde el principal acusado es la ex pareja de una de las víctimas.

 Las cuatro mujeres fueron asesinadas a puñaladas pero fue Bárbara Santos (29), ex pareja del sospechado de haberlas matado, Osvaldo Martinez, quién mas heridas recibió: 32.

Asimismo, este caso resultó interesante para la investigación  porque confirmaba algunas de las premisas enunciadas y sostenidas por la investigadora Rita Segato en su artículo ¿Qué es un femicidio. Notas para un debate emergente (Segato, 2006) cuando hace referencia a cómo las marcas inscriptas en los cuerpos femeninos (las mismas pueden ser a través de la violencia física y/o sexual)  devienen en mensaje hacia las mujeres. Pero también para unos, para la sociedad y para el Estado.

Este mensaje está relacionado con el dominio y la posesión que el asesino puede permitirse sobre la victima pero también para advertirle a ésta sobre las consecuencias que implica pasar los limites.

 Es decir, Osvaldo Martinez, sospechoso de asesinar a su pareja Bárbara Santos (29), a la hija de ésta, Micaela Galle Santos (11); a su amiga, Marisol Pereyra (30) y a Susana Bártole (63), mamá de Bárbara, no sólo deja entrever la impunidad del femicida sino que pone en claro la amalgama de la violencia machista: el creer tener posesión sobre la mujer y sobre los suyos. Martínez, no solo habría asesinado a su ex novia sino que también habría hecho lo propio con la hija de ella, su madre y su amiga.

En resumen seleccioné estos casos porque me permitía hacer un análisis comparado en cuanto al abordaje que le dieron los medios al tema de la violencia contra las mujeres antes y después de su irrupción mediática, ya que ocurrieron en distintos momentos históricos, uno en la década del 90, y otro en 2011.

Y porque me permitía además,  advertir similitudes y/o diferencias entre uno y otro; señalar  rupturas o continuidades discursivas en cuanto a la manera de referirse a la problemática por parte de los medios; y a observar si el concepto de violencia de género era utilizado por lxs periodistas. Y si era así, de qué modo y en qué contexto era mencionado el término.

De esta manera, el estudio, que  giró en torno a la cuestión del binomio femenino-masculino (es decir cómo aparecían víctimas y victimarios; cómo eran representados varones y mujeres en los artículos seleccionados; y qué roles sexuales y sociales aparecían en permanente disputa), a cómo aparecía el concepto de feminicidio en los medios gráficos seleccionados ( esto en relación a cómo eran nombrados cada uno de los casos, o cuáles eran los términos que utilizaban los medios para hablar sobre violencia hacia las mujeres); y a mis preguntas de investigación[iii], me llevó a  las siguientes conclusiones:
Desde el momento en que se hiciera público el feminicidio de Wanda Taddei[iv], ocurrido en febrero de  2010, comenzaron a cobrar mayor visibilidad en los matutinos argentinos nociones que antes aparecían de forma muy aislada como violencia de género o femicidio.
Sin embargo, por medio del uso de diferentes categorías de la lingüística los medios enmarcaban aún las muertes de las mujeres desde la lógica del crimen pasional.
Lo que me llevó a sostener lo siguiente: todavía en los medios de comunicación hay continuidad en las maneras de construir discursivamente el asesinato de mujeres pero también hay una ruptura.
Ruptura, por la incorporación de los términos que empiezan a usar actualmente los matutinos pero que son insuficientes porque la manera de relatar los hechos de violencia de género en la Argentina no han cambiado desde que se hiciera público el cuádruple feminicidio cometido por Ricardo Barreda contra su familia en 1992.

A pesar de utilizar las palabras “femicidio” o “violencia de género” estas aparecen vaciadas del significado crítico y político con que fueron acuñadas por el feminismo.

Hoy, si bien los medios ya no utilizan explícitamente el término de “crimen pasional” para referirse a estos hechos, han encontrado sin embargo una nueva estrategia para seguir encuadrándolos dentro de esta lógica y para legitimar la violencia contra las mujeres; y es: incorporando conceptos feministas en sus notas quitándoles su sentido político, es decir resignificándolos en clave patriarcal.

 Se ve un intento de apropiación, cooptación  de dos conceptos claves que explican la violencia de género en el marco de un sistema de dominación para inscribirlos nuevamente en la ideología del crimen pasional.

Por ejemplo,  al momento de referirse a las víctimas y victimarios, los medios osan por continuar representándolos de manera desigual. Es decir, mientras los acusados sí son nombrados por sus profesiones o actividades que realizan, aunque entre sí eran representados de diferentes maneras por los matutinos, y esto tenía que ver por las clases sociales que cada uno representaba,  para mencionar a las victimas los matutinos siempre recurrieron en nombrarlas en función del parentesco que estas podían tener con los acusados.
Para el caso de Barreda, observé  que tanto en Clarín como en Página 12 las víctimas eran mencionadas en relación con su victimario: “suegra”, “hijas”, “esposa”, “mujer” eran las definiciones que mas aparecían; a pesar de que sus hijas eran igualmente reconocidas profesionales como su padre era insistente también el signo de pertenencia que utilizaban los matutinos por medio de los pronombres posesivos como “sus hijas”, “su suegra” o “su esposa”.
Para el caso del cuádruple feminicidio de La Loma sucedía lo mismo. Si bien los matutinos no hacían eje en la relación parental que pudiera unir a las victimas con el acusado, Osvaldo Martínez, sin embargo se referían a la familiaridad que había entre las mujeres: “madre”, “hija”, “nieta” y “amiga” eran palabras que se repetían.
En síntesis, descubrí, entonces que las mujeres no son presentadas en tanto individuas, en función de sus profesiones o actividades en los espacios públicos sino siempre en el marco de las relaciones privadas.

De esta manera, las mujeres son ubicadas en el lugar de la “Otra”, lo cual supone hacer referencia a lo distinto, lo diferente. Aunque, hablar de una “Otra”, concepto adoptado por  Simone De Beauvior (1949) para mencionar  el lugar desde el  que  fue definida la mujer por los hombres, implica pensarla en términos de desigualdad y sumisión de las mujeres.

Asimismo, la revictimización de las mujeres fue otra de las puestas en escena de los medios para referirse a ellas.

Darle a los hechos un enfoque  sensacionalista ( los diarios acudieron constantemente a hacer una descripción excesiva de cómo se fueron dando los asesinatos),  descontextualizar los feminicidios(reduciendo el problema al ámbito privado o a una discusión familiar; o enfocándose en los detalles escabrosos como la mecánica de los asesinatos, o relatar los hechos como sucesos aislados) y justificar  estos (a través de culpabilizar a las víctimas de sus propias muertes, situar los celos o los supuestos desequilibrios mentales de los asesinos como motivo) son otros de los ejemplos de que se continúan enfocando los feminicidios desde la lógica del crimen pasional.

Los ejemplos a citar a continuación son una clara demostración que no alcanza con hacer mera mención de los conceptos si no hay un verdadero compromiso por parte de lxs sujetxs que tienen la obligación desde su lugar como comunicadores/as de deconstruir viejos conceptos, símbolos, mitos que perpetuán la violencia hacia nosotras.

Algunos ejemplos de cómo fueron abordados los feminicidios cometidos por Ricardo Barreda y el cuádruple feminicidio de La Loma con la incorporación de los conceptos “femicidio” y “violencia de género” aunque vaciados de su sentido crítico y feminista:

Diarios Clarín y Pagina 12 de Argentina

“El verano pasado, en enero o febrero, fui a atenderme a su consultorio –dijo a Clarín una amiga del dentista que pidió no se publicara su nombre-. Tenía un golpe tremendo en la mejilla. Empezó a contarme que ese golpe se lo había dado una de sus hijas, creo que fue Cecilia. Me puso mal escuchar eso y traté de cambiar de conversación, pero él insistía con que lo habían golpeado”. (Edición del diario Clarín del jueves 19 de noviembre de 1992)

“… el móvil – o más bien el detonante que llevó al descontrol a este profesional de sólido prestigio en la conservadora sociedad de la capital bonaerense – fueron las “continuas y graves desavenencias familiares que arrastraba”.” (Edición del diario Página 12 del miércoles 18 de noviembre de 1992)

“… se encontró con los cuerpos de su esposa, Gladis Elena Margarita Mc Donald, de 57 años; su suegra, Elena Arreche de Mac Donald (86), y de sus dos hijas, Cecilia (26) y Adriana (24)…” (Edición del diario Clarín del martes 17 de noviembre de 1992)

Feroz crimen de una mujer, su hija, su madre y una amiga (Edición del Diario Clarín del lunes 28 de noviembre de 2011)
“Ricardo Alberto Barreda, un conocido odontólogo platense, volvió a su casa de dos pisos el domingo a la medianoche y se encontró con los cuerpos de su esposa, Gladys Margarita Elena Mac Donald, de 57 años; su suegra Elena Arreche de Mac Donald (86), de sus dos hijas, Cecilia (26) y Adriana (24) diseminados por varios ambientes de la planta baja, según denunció mas tarde a la policía.” (Edición del diario Clarín del …
“El único sospechoso es un karateca.” (Edición de Clarín del martes 29 de noviembre de 2011.)

 “… Las cuatro mujeres fueron encontradas muertas a escopetazos el domingo pasado en su casa de la calle 48.” (Clarín del miércoles 18 de noviembre de 1992)

“… sobre todo en el caso de las jóvenes, habría además señales de un escopetazo.”(Edición de Pagina 12 del martes 17 de noviembre de 1992)

“… La matanza duró pocos minutos y fue en pocos metros. (…)(Edición de Clarín del lunes 28 de noviembre de 2011)

“… Una discusión que tuvo el domingo 15, a la mañana, con su mujer, Gladys, y su hija menor, Adriana, habría sido el detonante que hizo estallar la masacre.”  (Edición del diario Clarín del domingo 22 de noviembre de 1992)

Barreda expondrá su versión de la tragedia en la que puso fin a su familia.”… (Edición del diario Página 12 del 24 de noviembre de 1992)

“… Una “explosión de ira”, atribuible a los celos que tenía por Bárbara, habría provocado la matanza de las cuatro mujeres. (…)” (Clarín del martes 29 de noviembre de 2011)
“... La masacre fue descubierta el domingo temprano por un vecino que vio correr sangre debajo de la puerta del PH en el tranquilo barrio La Loma. (…) (Edición de Pagina 12 del martes 29 de noviembre de 2011)
“… El vecino bioquímico, quien avisó al 911, alcanzó a ver los charcos de sangre y a las mujeres muertas, desparramadas entre el living y la cocina. También había platos rotos, cuchillos en el suelo y el palo de amasar como evidencia macabra. (…)” (Clarín del lunes 28 de noviembre de 2011)
“El testimonio resulta un soporte de la hipótesis del fiscal para atribuirle “agresiva celopatía” a la conducta del presunto matador”. (Edición del diario Clarín del miércoles 30 de noviembre de 2011.)
“Nunca existió un hecho de violencia, jamás hubo una agresión de él hacia ella, no hay ningún testigo en la causa que diga que la golpeaba o que la celaba públicamente. Reconoció, sí, que era celoso, pero como cualquier persona”, sostuvo ayer Beley, sobre su defendido.” (Edición del diario Página 12 del miércoles  de noviembre de 2011)

 “… El estudio hace reflexionar no sólo sobre esos crímenes, cometidos en su mayoría por las parejas de las víctimas, sino que ese espiral de locura y muerte tiene otra cara. Son las victimas colaterales de esta tragedia (…)

… El término femicidio fue lamentablemente ganando terreno en la sociedad. (…)”
““Evidentemente es un femicidio, esté o no como figura del Código Penal”, aseguró a este diario Susana Chirott, experta en violencia de género de la OEA. (… )La jefa del Gabinete de la Comisión Nacional Coordinadora de Acciones para la Elaboración de Sanciones de la Violencia de Género (Consavig), Claudia Perugino … criticó la falta de un plan concreto de seguridad para la prevención de estos crímenes  que se basan en “la creencia histórica de que las mujeres estamos más en peligro estando en la calle, cuando en realidad los que más nos matan son nuestros afectos”.”

“Rastros y huellas del crimen(Página 12 del martes 29 de noviembre de 2011)

“Según el doctor Campo, el dentista Barreda le contó al juez que su mujer le dijo: “¡Andá, Conchita, y arreglá la parra, y ojalá te caigas y te mates!” (Edición del diario Clarín del viernes 27 de noviembre de 1992)

“…. Con referencia a la furia asesina expuesta por el autor de la masacre, el doctor Rojas Rodriguez dijo que “existe una ambivalencia en estos estados de paranoia, delirio y brote sicótico”.” (Diario Clarín, edición del miércoles 18 de noviembre de 1992.)

““Pudo haber tenido “una explosión de ira”, arriesgó ayer el fiscal Alvaro Garganta sobre el autor del cuádruple crimen platense.”…” (Página 12, edición del martes 29 de noviembre de 2011)

Lo que invita a reflexionar lo siguiente: Un lenguaje no sexista implica un enfoque feminista y de género, un cambio de paradigma, no el mismo paradigma patriarcal que usa palabras del feminismo.

Por eso, cuando hago mención a las rupturas discursivas, estas se hayan solo en la incorporación de los términos, no así en el análisis de la problemática que continua siendo el mismo.

Los medios, permanecen cómplices con el patriarcado al mantener el sentido sexista en sus notas aunque utilicen en ellas palabras feministas, lo que transforma a esto en una nueva estrategia de los medios de comunicación para continuar legitimando y perpetuando la violencia contra las mujeres.

Algunos artículos de Clarín y Página 12 que hacen referencia los feminicidios:

 Clarín, lunes 28 de noviembre de 2011. 1.jpg

interior, Clarin 17 de noviembre de 1992.jpg

Pagina 12, miercoles 18 de noviembre de 1992..jpg

Página 12, martes 29 de noviembre de 2011. 2.jpg


[i] El 15 de noviembre de 1992, en su casa, ubicada en la calle 48, pleno centro de la ciudad de La Plata, provincia de Buenos Aires, Argentina el odontólogo Ricardo Barreda asesina a escopetazos a su esposa Gladys McDonald (de 57 años), a su suegra Elena Arreche (de 86 años) y a sus dos hijas Cecilia (de 26) y Adriana (de 24), quienes eran odontóloga y abogada respectivamente.
Los asesinatos inmediatamente tuvieron  trascendencia. El feminicida recibió el apoyo de la sociedad y de los medios una vez conocido el hecho. Tal es la resonancia que generaron los feminicidios en la cultura popular  que se promovieron canciones, libros y programas televisivos dedicados a Barreda.
[ii] El cuádruple feminicidio de La Loma, ocurrió el 26 de noviembre de 2011 en la ciudad de La Plata, provincia de Buenos Aires, Argentina. Repitiéndose nuevamente en dicha ciudad un cuádruple feminicidio y donde el principal acusado es un familiar,  en esta ocasión se trataba de la ex pareja de una de las víctimas. Las cuatro mujeres fueron asesinadas a puñaladas pero fue Bárbara Santos (29), ex pareja del sospechado de haberlas matado, Osvaldo Martinez, quién mas heridas recibió: 32. Además de ella fueron asesinadas su hija, Micaela Galle Santos (11), su madre, Susana Bartole (63); y la amiga de esta, Marisol Pereyra (30).
[iii] Las preguntas de mi investigación giraron en torno a: ¿Cómo nombran o construyen discursivamente los medios los casos? ¿De qué forma y en qué discursos aparece la categoría de feminicidio? Y ¿A través de qué estrategias discursivas se menciona en cada medio a los actores sociales involucrados (víctimas y victimarios)?

[iv]Tenía el 60% del cuerpo quemado. Internada desde el 10 de febrero en el Hospital del Quemado, falleció el 21 de febrero por las graves quemaduras que sufrió. Para que soportara el dolor estuvo en coma farmacológico desde el día que la internaron. Nunca pudo relatar lo sucedido. Su esposo Eduardo Vázquez de 33 años, fue detenido como presunto responsable del hecho y posteriormente liberado. De acuerdo a sus dichos fue un accidente en el medio de una discusión. Tras la muerte de Wanda Taddei su padre Jorge Taddei, se presentó como querellante en la causa. Declaró ante la justicia que la noche de la tragedia su nieto e hijo de Wanda Taddei un menor de 5 años, le contó que escucho a su madre decirle a Vázquez “Me vas a matar”. “El juez Daffis Niklison, tras evaluar que los elementos de prueba reunidos en el sumario eran insuficientes tanto para procesar como para desvincular al músico de la causa por presunta tentativa de homicidio de su cónyuge, dicto la falta de mérito y ordenó su "inmediata libertad”. Fuente: grupoemedios.com. En: OBSERVATORIO DE FEMICIDIOS EN ARGENTINA DE LA SOCIEDAD CIVIL “ADRIANA MARISEL ZAMBRANO” Informe de Investigación de Femicidios en Argentina 1º de enero al 30 de junio de 2010.




lunes, 18 de septiembre de 2017

EL ESPECTACULO DE LA INTIMIDAD. LA PRIVACIDAD PÚBLICA.-


Por Dra. María Eugenia Orbea.-
Secretaria.-
FUNDACIÓN ACTIVISMO FEMINISTA DIGITAL.

            Los avances tecnológicos que hemos experimentado en el último decenio sin duda alguna han sido de incuestionable relevancia, ocasionando una revolución que ha trascendido y modificado los ámbitos social, económico, político y personal. Sin embargo y mas allá de los beneficios innegables, según como ha sido canalizada la voluntad humana, también hemos venido observando enormes perjuicios y daños ocasionados, que sirven como punto de partida y desafíos para el Derecho, por las precisiones que deben existir al momento de legislar o aplicar la normativa vigente a cada caso en particular. Incluso se ha instalado un  debate mucho más profundo: ¿qué nos pasa cuando usamos el sufrimiento ajeno como alimento para nuestra curiosidad? ¿qué razones nos han llevado a arrasar con la intimidad ajena en pos de nuestro entretenimiento?.-
            Lo cierto es que la intimidad develada al público sumada a las falencias (tanto legislativas como por falta de capacitación de nuestrxs jueces y juezas), ponen en alto riesgo de vulnerabilidad a las víctimas, generando una gravísima indefensión desde que se utiliza el vehículo de las nuevas tecnologías para violentar los derechos recogidos en nuestra Constitución –a la privacidad, a la intimidad, al honor, a la imagen, etc- los que son inherentes e inalienables a toda persona.-
            Nadie se atrevería a cuestionar que todxs gozamos de los derechos anteriormente mencionados; sin embargo a la hora de la práctica dicho predicamento se diluye, mostrando la cara más voraz de la actual sociedad de la información, especialmente ensañada con las mujeres (entre otros colectivos vulnerables). Patentizada así a través de un claro discurso de odio que indirectamente busca disciplinar a la mujer; coadyuvando a su reducción a una mera mercancía al servicio del falocentrismo; perpetuando el patriarcado contemporáneo, la misoginia y la extorsión de forma vejatoria; como modo de desacreditar las conquistas alcanzadas principalmente en punto a la libre sexualidad femenina.-
            En nuestro país uno de los primero casos -tristemente célebre- que ha ocupado durante meses tapas de medios gráficos y ha alimentado los programas amarillos de TV, es el de la conocida actriz Florencia Peña, a quien se le sustrajo y posteriormente se dio amplia difusión de un video íntimo con su entonces marido. En estos momentos se encuentra en una etapa crucial y decisiva del proceso judicial incoado con motivo de la flagrante violación de su intimidad. La circunstancia que la noticia sobre el video que le fuera sustraído y difundido precediera a las noticias sobre su prolífera y ascendente carrera, nos da una pauta que el aforismo y viejo refrán “no hay mal que dure cien años”, ha quedado vacío de contenido en la actual era 3.0: el mal se genera, se multiplica y se recicla por toda la eternidad.

La actriz Florencia Peña, víctima de la difusión no consentida de imágenes íntimas, se ha sumado al activismo contra este flagelo.

           A más de 5 años de explotada la noticia, la misma continúa siendo una marca imborrable para la víctima, pasando a ser parte de su identidad digital.
            Pretendo abrir el debate a reflexión sobre las fronteras de lo público y privado en la red, conceptos que sin duda alguna han mutado desde la irrupción de las distintas plataformas digitales donde se estimula la ostentación de lo privado, al mismo tiempo que se lo censura y condena, en una suerte de doble moral sexual permisiva con los hombres y represiva para las mujeres. De esta manera se apela a la extrema sexualización de la imagen de la mujer para colocarla luego en el blanco de ataque, recurriendo a prejuicios que mancillan el honor de la misma. Y en este sentido en referencia puntual al caso supra citado, a poco de haber sido subido a distintas redes sociales el video antes mencionado, muchos medios televisivos ayudaron a promover el consumo de dichas imágenes en vez de enterrarlas para que la actriz pudiese ejercer su derecho a la intimidad; ello con el agravante de los títulos anodinos bajo los que se promocionaba “LA PRIMICIA”, adicionando un condimento morboso y perverso que es el de “saberlo todo”: la información es más buscada mientras más íntima y profunda sea. De hecho las nuevas tecnologías han transformado radicalmente la prensa, dándole un poder muy importante que es el de controlar, vigilar, indagar y a veces gobernar.-
            Lo sorprendente es que aquí no se trató de un caso de una figura reconocida cuya imagen fuera captada en un lugar abierto al público -donde no hay escapatoria de la mirada ajena- o apartado -donde el personaje podría llegar a tener cierta expectativa de privacidad-; ni siquiera que hubieran sido obtenidas de un modo subrepticio mediante el empleo de drones o teleobjetivo; este material ha sido captado en la intimidad de una pareja, o sea resultan imágenes para ser reservadas a las dos personas que allí se encontraban sin ningún interés noticiable que justificara su difusión. Sin duda acá hay un límite entre lo público y lo privado que pareciera ser indiscutible y sin embargo, su difusión aún no ha encontrado una adecuada respuesta judicial para los efigiados, quienes aún continúan debiendo soportar la curiosidad lasciva ajena inmiscuirse en su desarrollo cotidiano, restando dignidad a su existencia ante la denigración de la que es víctima.-
            No podemos perder de vista que estas prácticas cada vez más difundidas, tienen consecuencias en el mundo Offline y han llegado a extremos en que las victimas se han suicidado, han debido mudarse, han perdido su trabajo e incluso han llegado a padecer cuadros de ansiedad, depresión, pérdida de autoestima, trauma, humillación, fobia social, en los casos más leves. Resulta de capital importancia que nuestrxs jueces al momento de elaborar un juicio de ponderación tengan en cuenta el incremento del disvalor de la conducta lesiva, con suficiente autonomía conceptual, por ser multiagresiva de varios derechos (honor, intimidad e imagen, etc) ya que habitualmente éstos son confundidos por nuestrxs magistradxs y privándolos de la necesaria independencia indemnizatoria y el tratamiento individualizado; todos los derechos que pueden ser afectados mediante estos actos dañosos suelen entonces terminar en una única interpretación generalizada dentro del ya conocido “daño moral”. Este es uno de los mayores desafíos de los tiempos actuales dado el acartonamiento de las mentes judiciales y la regulación anacrónica. En este sentido lejos de satisfacer la necesidad actual, frente al desarrollo gigante de las TIC, han quedado obsoletos los precedentes de Nuestro Máximo Tribunal tales como “Menem”, “Ponzetti de Balbín” y “Campillay”, casos en los que nuestra Corte ha seguido la teoría de la real malicia como pauta interpretativa, apontocada e inspirada en el leading case norteamericano “New York Times vs. Sullivan”.
            Hoy estos fenómenos lanzan una multiplicidad de interrogantes que el derecho -por la extensa dinámica casuística- no consigue acompañar, manteniéndose en la retaguardia, tornándolo ineficaz.-
            Sólo mediante este debate podremos hacer un uso consciente, inteligente y responsable de las redes sociales.-
            Sin duda los personajes con cierta notoriedad, desde siempre han sido el foco de atención de la prensa y los distintos medios de comunicación tanto gráficos como audiovisuales. Sin embargo hoy en día, con el desarrollo a pasos agigantados del entretejido digital, dichas personas se encuentran cada vez mas cercenadas y limitadas en su privacidad; recaban la atención no sólo del periodismo sino de cualquier tercerx que disponga de la oportunidad de retratar, apoderarse o divulgar información de lxs mismxs.-
            Muchxs justifican el creciente voyeurismo digital basado en la autoexposición de lxs mismxs a los fines de publicitar sus actividades. Sin embargo esa visión resulta parcializada y extremadamente simplista, allende su gran peligrosidad. Esto, por dos cuestiones medulares: 1) Hay un interés subyacente y oculto detrás de dicha falaz premisa, que no es ni más menos que la comercialización de la privacidad y el lucro con la intimidad ajena; y 2) Afirmar ello, implicaría tanto como proscribir a los personajes públicos del reconocimiento de derechos personalísimos de que gozan, sin diferencia alguna del resto de lxs mortales.
            Creemos que la autoexposición es parte de la autodeterminación informativa. En razón de ser la propia persona la que retiene el control sobre las facetas de su vida que desea brindar a tercerxs. Esto bajo ningún concepto puede entonces ser un justificativo para desapoderarla del dominio de otras facetas que hubiera decidido reservar para sí. Sostener lo contrario implicaría olvidar que lxs famosxs también son individuxs con sentimientos y derechos que le son reconocidos en razón de una carta magna que no hace distinción moral ni gradúa la protección de derechos según la persona. Ello sería discriminación.-
            Debemos entender que tanto en el caso traído a colación como en el de cientos otros que se suceden diariamente, la imagen de una persona es captada o publicada sin su consentimiento privándola del derecho a decidir sobre su destino; tanto para consentirla como para impedirla; para avalar la reproducción de la representación de su aspecto físico, -determinante de una plena identificación máxime en el caso de personajes públicxs, lxs que resultan fácilmente identificables por su fisonomía o rasgos característicos.
            El derecho fundamental a la propia imagen no prescribe y no queda condicionado por la circunstancia de que en ocasiones pasadas, le titular del derecho hubiera otorgado su consentimiento para la retratación de su figura o no hubiera reaccionado frente a una reproducción no consentida; ello pues a cada persona y sólo a ella, corresponde decidir en cada momento sobre dicho tratamiento con el fin de preservar su esfera personal y con ello el valor fundamental de la dignidad humana. Sostener lo contrario implicaría otorgar a terceras personas un poder ilimitado sobre cualquier aspecto de la vida privada de aquellxs con proyección pública, reduciéndoles en meros objetos de la industria del entretenimiento.-
            El quid del problema deviene sin ambages de confundir el interés público que justificaría una intromisión en la intimidad de una persona, con el interés del público o interés mediático. Parecería un simple juego de palabras, pero sin embargo es una diferenciación que evitaría injerencias en la vida ajena, como si la vida privada se convirtiera en una especie de reality show masivo y con ello, en la mutilación innecesaria de la intimidad de una persona en pos de un simple pasatiempo morboso.
            Tal y como acontece desde un tiempo a esta parte, la red se ha convertido en un espacio donde todo vale, mientras que la intimidad exhibida sea la de le otrx y principalmente la de las mujeres, cuya difusión de imágenes no es más que una forma de violencia contra las mismas.- Todo ello supera con creces el siniestro panóptico de Jeremy Bentham, donde que se llegaba a la constitución de una sociedad consumista minimizando la identidad de las personas.
            La comunidad femenina es culpabilizada de las violencias que sufre; se convierte cada denuncia de violencia de género contra una famosa en un espectáculo del chimento o en el show de la perimetral y cada femicidio, en una escena que desborda morbo. En este marco debemos ver con preocupación la inquietante vinculación que reina entre la normalización de las conductas violentas en el entorno de las mujeres y el importante papel de las nuevas tecnologías como herramienta de difusión del discurso de odio.-
            En nuestro ordenamiento, la vida privada de lxs individuxs se encuentra amparada y reconocida constitucionalmente (art. 18, 19, 75 inc. 22 de nuestra Carta Magna), teniendo acogida asimismo en la normativa fondal civil y la ley de propiedad intelectual 11.723. Asimismo en el ordenamiento penal encontramos figuras como la violación de domicilio, la de correspondencia privada (arts. 151 y ss), la violación de secretos (arts 153 a 157 CP) etc, las que frente a las modalidades delictivas actuales han quedado obsoletas, contribuyendo así a la proliferación de casos como el aquí analizado; a favorecer la indagación malintencionada o mofa; a profundizar la injusticia y a premiar a los traficantes de la intimidad.-
            Como corolario debemos tomar conciencia de los usos nocivos y abusos que ejercemos a través de los medios digitales, que han convertido a la red en un ámbito de desinformación, ataque, falta de respeto, agresión, violencia y especulación. Solo de esta manera podemos limitar dichas conductas dañosas; revalorizar a las personas y descosificar a la mujer como objeto de entretenimiento ya que lo dicho es un problema cultural: ni técnico, ni legal, sino CULTURAL, donde las nuevas problemáticas deben ser replanteadas en el marco de la vitrina de internet.
            La eclosión de internet ha modificado sustancialmente nuestras vidas, ya que nuestros actos ya no trasuntan al entorno inmediato, sino que se manifiestan en múltiples planos. Los males que han venido por añadidura no son culpa de las plataformas digitales, sino de lxs usuarixs. Frente a la violencia desplegada por la comunidad digital, es que la mujer pide a gritos mecanismos de defensa, empezando por algo tan básico como la educación de sus pares, en una sociedad apática donde lo que se consume es la intimidad ajena y la violencia. Necesitamos poner fin al lema “todo vale”.-